Por empezar hay que decir que Salvador es una ciudad muy grande (más de 3 millones de habitantes), y si bien es mucho menor en tamaño que Sao Paulo o Río de Janeiro, es una gran ciudad y como toda ciudad Brasileña de más de 1 millón de habitantes se debe prestar atención para no pasar malos momentos, lo básico en este caso es no ostentar, llevar el dinero necesario para el día, y cuidar el acceso a los bolsillos y carteras, sobre todo en aglomeraciones.
Playa de Ondina - Salvador de Bahía
Foto de Fernando Dall'Acqua - CC 2.0 By
Carnaval, es un buen ejemplo de esto, si no pagamos ni entrada a camarotes ni el famoso abadá (camiseta que da acceso a seguir a los Trios eletricos desde adentro de unos cordones franqueados por empleados de seguridad) quedaremos en la fiesta pública, rodeados de miles de personas y a veces entre la multitud es común un tipo de robo colectivo llamado arrastao, en general protagonizado por bandas de chicos menores de edad que se agrupan para arrasar con lo que encuentran lo más rápido posible: lo ideal es prestar atención y por sentido común no poner en riesgo cosas de valor que luego nos cueste recuperar.
Carnaval de Salvador de Bahía
foto de sameffron - CC 2.0 by-sa
Por lo demás, Salvador es una ciudad cuyos puntos turísticos tienen una buena presencia policial, he vivido en el Pelourinho y me consta; pero la presencia policial también ha causado que los marginales muchas veces tengan que recurrir al ingenio para poder robarle al turista: si ven mucha aglomeración de gente bailando cerca de una puerta de ingreso a algún bar del Pelourinho cuidar los bolsillos al entrar, me ha pasado de sentir que me meten la mano en el bolsillo desde atrás y cuando uno se da vuelta para ver quién fue, que otro al que ahora le damos la espalda haga lo mismo desde atrás.
Vista del centro de Salvador desde la Bahía
foto de fhmolina - CC 2.0 by
Algo que he visto también sobre todo en carnaval, son chicos que se van a agachando simulando que bailan caminando hacia atrás hasta quedar al alcance en altura y distancia de nuestros bolsillos, en resumen cualquier problema de este tipo puede ser evitado fácilmente prestando la debida atención, y al ver situaciones de este tipo alrededor alejarse hacia otra parte de la fiesta.
Este tipo de robo se basa en la distracción, por lo que es fácilmente evitable si se presta la debida atención y se toman ciertas precauciones. En mi caso, trato siempre de guardar el dinero en lugares poco accesibles, como bolsillos con cierre o botones por ejemplo, o mejor porta valores que se puedan usar por debajo de la ropa.
Salvador de Bahía, como muchas otras grandes ciudades de Brasil, es una ciudad con enorme desigualdad social, y en los lugares turísticos es común y triste ver la cantidad de gente que vive en las calles de pedir limosna a quienes tienen aspecto de extranjeros, e incluso brasileños de otros estados, si uno está alojado en el Pelourinho por ejemplo, verá esto diariamente y luego de un tiempo llega a incomodar la insistencia si no se está en condiciones de darle dinero a todos todo el tiempo. Lamentablemente hay un prejuicio muy extendido entre los nativos de pensar que todo el que viene de afuera tiene mucho dinero, no importa si se trata de un viajero independiente que está con el presupuesto justo para su itinerario o si es un turista millonario, en su cabeza todos los extranjeros tienen dinero y nada les sacará esa idea.
Lo mismo pasa con los vendedores ambulantes, por eso si uno no desea el servicio u objeto que ofrecen, lo mejor es agradecer cordialmente y seguir caminando, no detenerse salvo que se tenga tiempo, una vez que alguien les presta atención suelen ser muy insistentes.
Con respecto a las playas, se puede decir que son seguras de día, pero no es conveniente quedarse en ellas después de que oscurece, muchas veces los turistas se ponen a beber en algún bar de playa y pierden la noción del tiempo, y cuando quieren acordarse ya es de noche, es bueno recordar que en el nordeste de Brasil oscurece muy temprano y en Salvador (incluso en Verano) a las 6 de la tarde ya es casi noche, esto es aprovechado por algunos marginales que se quedan esperando este tipo de situaciones de descuido para robar sin que los vean. He escuchado anécdotas de primera mano sobre esto, contadas por gente que vive en Salvador, y en una oportunidad incluso, tuvimos que dejar rápido la playa porque uno de los mozos vino hasta la mesa para advertirnos que había un par de muchachos mirándonos desde atrás de un cocotero esperando que llegara la oscuridad.
Como toda ciudad grande y con desigualdad social, en Salvador de Bahía se debe prestar atención y no andar exponiéndose gratuitamente, como ya he aclarado antes, la presencia policial suele ser abundante en los sitios de mayor importancia turística, pero tener presente que la seguridad total y absoluta no existe.
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